Cuando alguien crea una obra y la registra, sea literaria, visual o sonora, se crean una serie de derechos sobre ella basados en la defensa de la propiedad intelectual. Durante décadas, los royalties han sido la fuente de ingresos fundamental para los compositores musicales y, aunque ahora su valor se ha visto muy mermado, siguen siendo una fuente de ingresos muy relevante.
Un royalty es una cantidad de dinero fijado que debe recibir el propietario de un derecho intelectual cuando sus obras son utilizadas. Este derecho intelectual no tiene que estar necesariamente en manos de su creador, debido a que éste se puede ceder, por ejemplo, a una compañía discográfica para que ésta le gestione los derechos y se asegure de que no existen usos indebidos.
Dependiendo del tipo de uso, los royalty se dividen en distintos tipos:
- Royalties mecánicos
- Royalties de ejecución
- Licencias de sincronización
- Licencias de sampling
- Derechos para imprimir partituras
1- Royalties mecánicos
Este tipo de royalty hace referencia a la reproducción mecánica de tu canción u obra y su nombre proviene de la popularización de los pianos mecánicos que interpretaban canciones si alguien introducía una moneda
Posteriormente, este tipo de royalty acogería la producción de vinilos y CDs. Los royalties en este tipo de obras han ido evolucionando a lo largo de los años en función de la situación del mercado y los acuerdos con las discográficas, quienes evidentemente trataban de sacar el máximo partido de las obras que comercializan. Por ello, cuando el formato físico era el habitual en la música, había que tener en cuenta ciertos aspectos a la hora de firmar un contrato discográfico, como la deducción por rotura, que algunos discos podían ser o los bienes gratuitos (copias gratuitas que se entregaban)
Hoy en día todavía hay que tener en cuenta estas comisiones que las discográficas aplican porque todavía se tratan de aplicar en contratos cuando la mayoría de las veces no producirán copias físicas. Aun así, sin tener en cuenta estas deducciones, tus ganancias de un royalty mecánico suele rondar entre el 13% y el 16% del valor de venta del producto, dependiendo de tu demanda y tu capacidad para negociar (o la de tu manager).

2- Royalties de ejecución
Estos royalties los recibes cuando tu obra es reproducida de forma pública, generalmente en la radio o la televisión, que suelen realizar acuerdos con las discográficas para poder utilizar su catálogo completo y de ahí se registra cuánto dinero corresponde a tu obra. Curiosamente, funciona igual en las redes sociales, siendo éstas las que llegan a un acuerdo con las discográficas para poder utilizar su música (ejemplo Tik Tok).
Hay un debate sobre si las reproducciones de las plataformas de streaming son royalties mecánicos o de ejecución, porque en definitiva son reproducciones de tu obra de manera no mecánica. El problema está en que el valor de los royalties de ejecución es mucho mayor al de los mecánicos (pudiendo llegar al 50% para el artista), lo que haría el formato completamente insostenible a nivel económico.
Aun así, hay que tener en cuenta que muchas veces esto funciona por jurisprudencia. Algo similar le ocurrió al rapero Eminem. que en 2009 demandó a su discográfica por 1,6 millones de dólares por gestionar los derechos de su música como derechos de distribución (royalties mecánicos) en vez como de ejecución. Eminem ganó la demanda, aunque evidentemente las plataformas de streaming no eran algo común todavía y en este caso no se pudo emplear para crear nuevas costumbres en los contratos.
Por lo que diez años después, en 2019, demandó a Spotify por miles de millones de dólares por la forma de repartir los ingresos que tenía la plataforma, haciendo una distribución “equitativa” según la relevancia de cada artista dentro de la plataforma, sin valorar de forma fidedigna cada una de las reproducciones de sus canciones.
Los royalties son un concepto dinámico que varía en función de las exigencias de artistas, discográficas y vendedores. La desaparición del formato físico ha puesto en serias dificultades los contratos habituales de las discográficas y están teniendo que plantear nuevos modelos de negocio y servicios.

3- Licencias de sincronización
Esta licencia hace referencia a un uso muy específico de una canción, cuando se utiliza para una escena concreta de una serie o película. Si una película desea utilizar una canción, tendrá que ponerse de acuerdo con el creador de la pieza para su uso, pudiendo llegar, dependiendo de la importancia de ambas, a tratarse de contratos millonarios.
4- Licencias para sampleado
El nacimiento del hip hop trajo el uso de canciones para hacer versiones distintas y nuevas obras, posteriormente la música electrónica llevaría esta idea al extremo y, por ejemplo, álbumes como Since I Left You de The Avalanches utiliza más de 900 samples de otras canciones.
Con esto, el creador original de la pieza obtiene una compensación por su uso y así se dan las licencias para el sampleado. Esta licencia también se acuerda entre las dos partes y se define un precio concreto de ese uso específico.
Todo esto no podría darse sin un previo registro de Copyright o los propios derechos de autor, si nuestro trabajo no está registrado no podremos reclamar cualquier tipo de compensación por su uso o difusión.

COPYRIGHT ©️
El copyright es, en definitiva, lo que defiende que tú tengas derecho a estas compensaciones, es en definitiva la propiedad intelectual, el derecho a copia (copyright).
Una obra asegurada por derechos de autor está protegida por la duración de la vida del autor más otros setenta años. En el caso de obras conjuntas, los derechos de autor se otorgan durante la vida útil del último creador conjunto vivo más otros 70 años. Cuando el plazo de protección para un trabajo con derechos de autor caduca, el trabajo entra en el dominio público.
Por lo cual, es recomendable hacer el registro de toda su música en las sociedades de autores en su país de origen, como pueden ser, ASCAP en Estados Unidos o SGAE en España.
Hay dos tipos de Copyright dentro del mundo de la música:
- El derecho de autor sobre una canción que es un derecho que se transfiere directamente al autor. Sin importar quién grabe una canción, el autor es quien cobra el copyright de esa obra musical.
- El derecho sobre la grabación o máster. En este caso, puede ser el artista, el productor, la discográfica, inversionistas, etc.

En imagen pueden comprobar los diferentes ingresos que un artista genera en una plataforma como Spotify dependiendo de su método de trabajo y distribución musical
En conclusión debemos saber que todo forma parte de los acuerdos o contratos que nosotros estemos decididos a aceptar. Si trabajamos de manera independiente podremos generar más ingresos que si lo hacemos con intermediarios pero nos costará más esfuerzo lograr objetivos.